Teníamos un problema y lo hemos solucionado

10/6/15


Por José Yoldi.


Circulaba hace tiempo por las facultades de derecho un chiste que en el que se narraba lo ocurrido cuando Moisés bajó del monte Sinai con las tablas de la ley en las que se recogían los Diez Mandamientos. Ante el enfado de los judíos por las obligaciones que se les imponían, el patriarca trató de apaciguarlos señalando: No os preocupéis que el Señor ha dicho que para el sexto, admitirá jurisprudencia. El caso es que la jurisprudencia, esa interpretación de las leyes que hace el Tribunal Supremo, ha servido para quitar o para poner, pero en todo caso para “solucionar problemas” de acuerdo con el momento político y social sin el menor atisbo de vergüenza.

Así, los magistrados se sacaron de la manga la doctrina Parot, que prorrogaba los años de cumplimiento de pena para etarras y otros delincuentes, en una interpretación contra reo que fue tumbada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos; decidieron que la ley del Jurado afectaba a otros tribunales, pero no al Supremo; resolvieron que los viajes de su presidente Carlos Dívar a costa del presupuesto público no constituía malversación de caudales ni apropiación indebida, o que con una interpretación diferente del mismo precepto legal se podía absolver primero al ex presidente del Banco Santander Emilio Botín, y condenar después al entonces presidente del Parlamento Vasco Juan María Atutxa.


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