No pongas tus sucias manos sobre mis ERE

27/7/15


Por Antonio Avendaño.


Esta vez la jueza Mercedes Alaya se lo ha puesto difícil a sus defensores, incluso a los más acérrimos encuadrados disciplinadamente en la derecha, y no porque la derecha ame la justicia más que nadie sino porque, como en aquella popular novela sobre los hombres que no amaban a las mujeres, la derecha no ama al Partido Socialista, de manera que todas las perrerías que le sucedan le parecen pocas porque se las tiene bien merecidas.

Alaya ha hecho un escrito como los que solo ella sabe hacer, uno de esos escritos con los que uno se da un gusto al cuerpo aunque ello pueda ocasionarle importantes perjuicios. Cuando Alaya escribió esas frases minuciosamente envenenadas contra su actual superior jerárquica en el Juzgado 6 sabía los riesgos que corría: no podía no saberlos pues estaba acusando a María Núñez Bolaños –hasta ahora juez de familia– de ser amiga del consejero de Justicia y fiscal de carrera Emilio de Llera, decía de ella que no tiene conocimientos para instruir un caso como los ERE o la formación y, en fin, venía –humildemente– a ponerla como un trapito.


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