Amantes para indecisos

10/12/15


Por Miguel Olarte.


TENGO CUATRO o cinco americanas en un armario tan al fondo, que ya ni fondo de armario se puede decir que sean. La que menos, debe de hacer diez años que no me la pongo. Cada vez que necesitamos sitio en casa, mi mujer insiste en que las tire, pero yo tiro de argumento: «Están casi nuevas, y verás como si les doy un poco más de tiempo, enseguida se vuelven a poner de moda esas solapas altas, ese corte ancho, o ese desfile de botones. Créeme, son dinero en el banco». Cada vez, ella me mira con cara de «qué le vería yo a este tío» y trata de aclararme que lo de la moda no va así, que por muy inspiradas en lo anterior que estén, las tendencias siempre incorporan alguna novedad que harán parecer mis americanas exactamente lo que son, unos trapos viejos.

Por supuesto, ella tiene razón. Por supuesto, yo no le hago caso. Es mucho lo que me juego como para ceder solo porque no tenga razón. Buena parte de mi vida se cimenta en esa convicción, en que si espero lo suficiente todo lo demás acabará por venir a mí.

0 comentarios :

Publicar un comentario