Don Fabrizio

4/12/14


Por Cristina Pardo. 


Cristina Pardo
C. Pardo
A Carlos Fabra le han metido en la cárcel por delito fiscal. Como a Al Capone, también conocido como 'Cara cortada'. Fabra también tiene un problema en el rostro. Y no me refiero solo a que lo tenga duro como una piedra, sino a que perdió un ojo de pequeño. Dicen que jugando con unas tijeras. Por eso, Fabra -conocido en el PP como Fabrizio, porque don Vito ya estaba cogido- llevaba siempre unas gafas oscuras.

Creo que era un personaje incompatible con la política concebida como actividad limpia y ejemplar. Casi siempre saltó a las portadas por cosas negativas. No solo fue el símbolo del despilfarro en España, por inaugurar "un aeropuerto para las personas". "No han entendido nada", decía cuando le criticaban por financiar una obra que nació muerta. No habíamos entendido lo mismo que él, que es muy distinto. El día de la inauguración les preguntaba a sus nietos ante las cámaras: "¿Os gusta el aeropuerto del abuelito?", evidenciando así que, al parecer, todo lo que había en Castellón era básicamente suyo.

Fabra
Como Presidente de la Diputación, llegó a llamar "hijo de puta" al portavoz de la oposición al finalizar un Pleno. Y después, aclaró: "Esa es una frase muy común en nuestra provincia". Debía de ser muy común en la Diputación, desde donde también recomendó a sus adversarios "ajo, agua y resina". Es decir, según explicó él mismo, "a joderse, a aguantarse y a resignarse".

Es un tipo arrogante, despótico, que despreció al rival político y a la prensa, y que actuó como si la Diputación fuera el salón de su casa. No en vano, el cargo de Presidente lo desempeñaron antes su padre, su abuelo y su bisabuelo. En esa familia no solo se heredaba el cargo. Su hija Andrea, diputada del PP, tiene ya dos grandes éxitos en el terreno de la prepotencia y la ética más bien escasa: escupir un "que se jodan" durante un debate parlamentario sobre parados y decir que el cese de Ana Mato ponía el listón de la exigencia interna demasiado alto. Como si en su casa tuvieran claro qué es la exigencia interna.

Carlos Fabra no solo evadía al fisco. Llevaba años intentando evadirse también de la justicia. En un alarde de cinismo, se quejaba de lo que sufría por la tardanza de los tribunales, mientras jueces y fiscales huían despavoridos ante las presiones que recibían en Castellón. Cuando ganó las elecciones en 2007, sentenció: "El pueblo me ha absuelto". Qué cosas hace el pueblo en algunas ocasiones...

Ni los más viejos del lugar recuerdan a Fabra pidiendo disculpas por nada. Solo una vez, cuando seguramente ni siquiera había motivos. Llamó "sinvergüenza" a Bárcenas y luego, le pidió perdón. Quizá alguien le recomendó que no enfadara al ex tesorero. Quizá.

No sabemos cuántas veces le tocó la lotería. Se calcula que una decena. Casualmente, es uno de los mecanismos que, según los expertos, se usa para blanquear dinero. Un día llegó a decir: "Si me toca la lotería, me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida". Seguramente, en la cárcel no tendrá tantas ganas de sacarse nada. Y eso que se va a encontrar como en casa, como en el aeropuerto del abuelito, desde donde tampoco se puede salir.

Y éste ha sido Carlos Fabra, tolerado y jaleado durante años por el PP. Ojalá Rajoy nos cuente un día qué parte de esta abominable biografía le llevó a definir públicamente al ex presidente de la Diputación de Castellón como "un ciudadano ejemplar". Fin de la cita


Publicado o 03/12/2014 en http://www.fotlipou.com

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