Por Javier Pérez de Albéniz.
J.P. de Albéniz |
Cospedal |
Un euro por hora de trabajo está muy cerca de la esclavitud. Y muy lejos de las promesas de aquella Cospedal que hablaba de responsabilidades, prioridades y políticas sociales. Un drama económico, laboral y social que nos sitúa más lejos de Europa y más cerca de esos países del Sudeste asiático en los que, según denuncian expertos de la Organización Mundial de la Salud, el 90% de la población solo tiene un riñón “porque el otro lo ha vendido a tramas organizadas para que sea trasplantado a personas pudientes de los países ricos”.
“Si buscas empleo vota PP”, rezaban los últimos carteles electorales que se colgaron, allá por 2011, en las calles de Talavera. Desde entonces, cuando el PP ganó las elecciones, ya son más de 1.200 los talaveranos que han perdido su empleo. No han servido de nada ni las promesas de Cospedal ni las buenas intenciones de Gonzalo Lago, alcalde de Talavera recientemente fallecido, que confío la suerte de la ciudad del Tajo ni más ni menos que a la madre de Dios: “Con la protección de la virgen esta ciudad saldrá adelante”.
Talavera quizá sea, en estos momentos, el culo de España. Un ejemplo perfecto del abandono estatal, de la irresponsabilidad empresarial, de la mentira y la ineficacia políticas. Con sus 90.000 habitantes, y su 39% de tasa de paro sobre población activa, Talavera no le importa a nadie. Excepto a quienes hoy buscan esclavos para trabajar, futuros donantes de riñón. “Inasumible”, reconoció Cospedal hace años.
Publicado o 09/12/2014 en www.cuartopoder.es
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