Medios materiales: David y Goliat

8/12/14


Por Susana Gisbert.


Susana Gisbert
S. Gisbert
Todos los teatros del mundo necesitan de unos medios técnicos para funcionar. Sin bombillas para los focos, mecanismos para abrir o cerrar el telón, elementos de atrezzo para los decorados o altavoces para reproducir el sonido, por poner algún ejemplo, el mejor guión y los mejores actores fracasarían estrepitosamente. Pero esto que es obvio para cualquiera, no parece serlo tanto para los máximos responsables de nuestro espectáculo, y aveces tenemos que ingeniárnoslas con velas en vez de bombillas, o cartones para hacer de atrezzo porque no nos queda otra. Y nosotros no nos podemos permitir el lujo de que nuestra función fracase. Así qe, si toca, hay hasta que abrir y cerrar el telón a mano porque no hay mecanismo que funcione. Y esto es lo que hay.

Muchas veces, cuando pienso en los medios materiales que tenemos a nuestra disposición, se me viene a la cabeza la imagen de David contra Goliat. Un enorme gigante se nos viene encima, y no podemos luchar contra él más que con un sencillo tirachinas. Delincuencia económica, corrupción, delincuencia tecnológica y un aluvión de asuntos de distinto pelaje, y nosotros celebrando el hallazgo de un taco de post-its o de un bolígrafo azul como si hubiéramos encontrado un tesoro. Y lo de rotuladores fosforescentes, ni pensarlo. Luj asiático.

Forges

El otro día una compañera subía a twitter una foto de varios tacos de post-its con muchos signos de admiración y citándonos a varios de sus colegas. Le respondimos como se merecía: dándole la enhorabuena por ser dueña de una verdadera joya. Y no exagero. Las cosas están así. Cada vez se nos escamotea más el material y, aunque siempre hay “chinos” donde autoabastecerse, no siempre es posible. Otra compañera me contaba su titánica lucha por conseguir un simple cuño, y yo tengo atada con un cordel la maquinilla de quitar las grapas porque es un bien escaso y sé que la tentación es mucha.

Y todo esto que podría no pasar de ser una simple anécdota, adquiere tintes dramáticos cuando de informática hablamos. Al margen de nuestra escasa formación al respecto, nuestros equipos no ayudan, por decirlo de un modo suave. Por un lado, los usuarios somos en muchos casos, bastante cibertarugos, aunque ahora que me he enterado que eso se debe en parte a que somos migrantes digitales y no nativos digitales, me siento mucho más tranquilas. Pero lo que nos dan hace que desparezca cualquier vestigio de buena voluntad y la relación con el ordenador se convierta en una verdadera pelea. Sistemas no compatibles, lentitud exasperante, falta de acceso a determinados archivos o incluso a internet son muchos de los problemas con que nos encontramos. La práctica de cruzar los dedos para que el ordenador tarde menos de veinte minutos en encenderse, y para que no haya que reiniciarlo diez veces en una mañana, es una constante en nuestras vidas. Y así, señores, no hay función que triunfe, aunque el mismísimo Laurence Olivier viniera en persona a interpretarla.

Por supuesto que, además de con buena voluntad, suplimos esto con nuestros propios medios, llevándonos tablets o portátiles y utilizando sistemas diferentes del que nos proporcionan, pero para muchas cosas hay que acabar muriendo en el ordenador del despacho, y dicho sea eso de “muriendo” en un sentido no figurado. Y eso, por no hablar de las caras que nos ponen en determinados ámbitos si ven el sofisticado móvil de la guardia –un auténtico zapatófono sin acceso a Internet ni posibilidad de tenerlo- o cuando explicamos que haya cosas que sólo pueden enviarse por un fax comunitario para el que hay que hacer cola. O cuando nos ven agitar el tóner de la impresora para conseguir que dure unas cuantas impresiones más. Y los ejemplos serían miles. Hasta el infinito y más allá. Y todo ello por no hablar de las condiciones de algunas sedes, que eso da para otro post.

Por eso, hoy sólo pediré el aplauso para todos los que salen al escenario pese a que ni focos, ni altavoces funcionan. Y que sacan adelante la función supliéndolo como pueden, como David contra Goliat. Pero cuidado, puede que un día hasta se agoten las piedras que lanzar o se rompa el tirachinas. Así que a ver si alguien toma nota antes de que ese día llegue.


Publicado o 05/12/2014 en http://conmitogaymistacones.com

Ligazón permanente

0 comentarios :

Publicar un comentario