Varufakis bebe vino blanco: es hora de sacar el hacha

15/3/15


Por Íñigo Sáenz de Ugarte.


Ah, la vanidad, esa droga que ha intoxicado a tantos políticos. Yanis Varufakis ha permitido que Paris Match le haga un reportaje de vida cotidiana en su casa de Atenas. Esa revista en la que sale la gente más guapa de Europa desde hace décadas. Por otro lado, ¿el ministro griego de Hacienda debería sólo aparecer en New Left Review? ¿Artículos largos y sin fotos? ¿Qué clase de austeridad puritana lleva a pensar que los ministros sólo pueden posar (es decir, colocarse delante de un fotógrafo) en el despacho, vestidos con traje y corbata, el uniforme de “la gente muy seria” de la que se burla Krugman, y ante una mesa llena de papeles?

Varufakis, Varufucker, el hijo perdido de Zeus, la bestia negra de Schäuble, la vanguardia de Syriza en Europa, el tipo que se supone que ha arrastrado el caballo de Troya hasta las puertas de la confiada Unión Europea… Son algunas de las etiquetas que se han asignado al economista griego que tiene ante sí una tarea imposible. Conseguir que la UE ponga fin a la hemorragia de la economía y la sociedad de su país, aceptando al mismo tiempo la realidad de que es responsable de las finanzas de un Estado en bancarrota.

¿No es motivo suficiente para intentar una imagen diferente ante una audiencia europea? Los griegos no están todo el día maquinando cómo sacar más dinero a los alemanes. También son gente que disfruta de la vida, del matrimonio, de comer al aire libre, de disfrutar de un lugar y un clima por el que oleadas de turistas alemanes han volado a Grecia en los últimos años.

Es además un principio clásico de la comunicación política. Buscar que la audiencia vea al político, en especial si ha sido descrito como peligroso, como un tipo normal, que puede caer simpático, que no está conspirando todo el día para acabar con la civilización tal y como la conocemos. Alguien en quien se puede confiar.


Ler máis...

0 comentarios :

Publicar un comentario