Típica mujer sin parangón

18/1/15


Por Juan Tallón.


Esperanza Aguirre ya llegó a ese punto incandescente y extraviado en el que se cree Esperanza Aguirre. Es decir, una típica mujer sin parangón. Se trata de un complejo común, que te ataca cuando te tomas demasiado en serio, tal vez porque sales en los libros de texto. Ya el propietario del bar Chasen, en Beverly Hills, solía lamentar que Humphrey Bogart era “un tipo encantador hasta eso de las once y media de la noche. A partir de ahí no lo aguantaba ni Dios. Se creía Humphrey Bogart”. Bajo esa convicción, de vez en cuando causaba destrozos importantes en los muebles del local. En una línea similar, Aguirre empieza a hacernos temer a ese momento –de no retorno– en el que la expresidenta madrileña irrumpe en un desayuno informativo y pregunta al de la puerta si sabe si ha llegado ya Esperanza Aguirre.


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